Encuentro Aikido Infantil ACAC
Encuentro de Aikido infantil de 6 a 14 años. De 10h a 12:30h. El encuentro es gratuito para los miembros de ACAC y RFJDA. Traer armas.
Encuentro de Aikido infantil de 6 a 14 años. De 10h a 12:30h. El encuentro es gratuito para los miembros de ACAC y RFJDA. Traer armas.
Voy a exponer estos principios, siempre desde el punto de vista del Aikido como Arte Marcial. Según el Maestro Kitaura todos los estudiantes deben entrenar según su edad y condición, así, un joven de 20 años no debe entrenar como una persona mayor y viceversa.
Todas las técnicas tienen principios fundamentales que no deben ser descuidados fáciles por el estudiante para la progresión correcta y fresca. Estos principios deben ser una constante. Son los siguientes:
El Aiki se puede dividir en tres niveles: Tai-no-Sen, Go-no-Sen y Seno-Sen.
Tai-no-Sen: Se encuentra al comenzar la técnica, entrando en el momento preciso desequilibrando y debilitando al adversario.
Go-no-Sen: Será más una habilidad mecánica fruto de una práctica constante, sin fin.
Sen-no-Sen: Es una percepción más que una habilidad técnica. Se alcanza sólo después de mucho entrenamiento en un camino desinteresado (sin ánimo de lucro). Es consecuencia de una habilidad técnica y un espíritu de calidad que nos da pericia y fuerza interna.
No es sólo un espíritu correcto y uno técnica poderosa, sino el retorno al estado inicial, la maestría en la técnica aumenta considerablemente, la claridad mental se vuelve una prioridad, los ataques son rechazados lo antes posible con gran habilidad actuando con benevolencia y compasión. Con esto el círculo se cierra.
Significa acción de respirar inspirar-retener y espirar.
Inspirar: si respiro con el estómago, si lo hacemos únicamente con la parte superior de los pulmones, los hombros ascenderán y si lo hacemos muy profundamente los pulmones se tensan y los movimientos se vuelven más lentos.
Retener: se concentra la energía en el Hara.
Espirar: tensamos el Hara. Cuando nos sorprenden nos arrastra la respiración, al espirar nos volvemos más calmados y podemos liberar la energía retenida anteriormente.
Un ataque será más efectivo cuando el adversario está a punto de espirar, ya que su estado mental puede ser roto por su incapacidad para inspirar. Esto rompe su ritmo, haciéndolo vulnerable.
Inspirar es Yin (In) y espirar es Yang (Yo). Una respiración limpia nos lleva a una buena salud y a un buen estado mental.
Está relacionado con el círculo, cuadrado y triángulo; nos sirve para romper el equilibrio del adversario creando uno apertura (Tsukí) en la que toda nuestra técnica y fuerza pueden ser aplicadas. El punto crítico es uno pequeña fracción de tiempo. Nuestra técnica puede fracasar sin un buen Kuzushi.
El Ma-ai es una distancia que nos une, no que separa, el concepto de distancia es similar al de la esgrima. La distancia exacta varía según el individuo.
Originalmente fue concebido para situaciones en las que el adversario portaba una espada haciéndole creer que estaba cómodo en su distancia, cuando en realidad la distancia era similar y no tenía ninguna ventaja. El estudio del Ma-ai es de vital importancia.
Se trata de localizar los ojos para no ser atrapado por el ataque del oponente. Metsuke nos interioriza y ayuda a percibir los ataques antes de su comienzo. Una situación de peligro puede ser rechazada con un buen Metsuke. Sakaku Takeda decía “el primer golpe se da con los ojos”. El Maestro Ueshiba podía reflejar gran ternura o profundo terror en sus oponentes con su poderoso Metsuke.
Es un término agresivo. Zanshin debe de actuar como un radar entre nosotros y el Uke al final de cada técnica, puede parecer un momento de relajación pero debe ser la continuación de nuestra última acción. Una falta de Zanshin al finalizar una técnica correcta pude abrir en nosotros un Tsuki, aprovechada por el adversario para contraatacar
Agradezco a Sifu X. Zhang las explicaciones de estos conceptos.
Luis Núñez Macua
“El Budoca” Monográfico sobre Aikido
En los años que llevo impartiendo clases, para niños, de Aikido creo que lo más importante es la asistencia a las clases para tener una progresión en el entrenamiento.
Cuando un padre me dice que su hijo no vendrá a clase porque tiene un pequeño dolor o está cansado, siempre les animo a que vengan. El motivo es muy simple, fortalecer la voluntad. Siempre uno puede encontrar la excusa para no realizar el entrenamiento, un dolor, entregar un trabajo el día siguiente, la falta de ganas, el tiempo, hace frio, calor o llueve. Por supuesto sin poner en peligro la salud del alumno, pero si llevando al límite el trabajo. La experiencia me dice que siempre que uno supera ese estado mental y realiza el entrenamiento la satisfacción está asegurada.
A veces se cree que la motivación tiene que ser 100% durante todo el año, esto es erróneo. La motivación va bien al principio para iniciar el entrenamiento, a veces te la da quedar con un compañero o amigo y llegar juntos a entrenar, otras veces la curiosidad en la actividad descubriendo cada día algo nuevo. Pero durante el curso el alumno debe crear la rutina y el habito sereno para llegar con ganas al entrenamiento, a esto último lo llamamos disciplina.
Dentro del Dojo el trabajo es individual pero funcionamos como grupo, durante el curso hay responsable de colocar el Kamiza, montar el Tatami, iniciar el calentamiento, esto a parte de cohesionar el grupo, hace que el alumno tenga una actitud activa hacia el entrenamiento, toma iniciativas, da y recibe.
Igual de importante es saber despedirse si el alumno decide marchar, de sus compañeros y de su instructor, así se construye la personalidad positiva con estos pequeños detalles.
El crecimiento personal del alumno es lo más importante en el Aikido.
En resumen venir y entrenar, entrenar, entrenar y entrenar. Los frutos llegan solos.
Sergio Muelas
2nd Dan Aikido
La columna vertebral soporta el peso del cuerpo, por lo que debe mantenerse recta con naturalidad. La cabeza debe mantenerse erguida, el cuello relajado y la barbilla ligeramente metida hacia adentro, como si tuviésemos la cabeza levantada con una cuerda. No se debe curvar ni ladear la espalda para evitar tensiones musculares sobre el tronco que nos impedirían respirar con normalidad y mover los brazos libremente. Procurándonos una visión más clara de cuanto nos rodea. ¡Espalda recta, piernas flexionadas, mirada al frente! Sin importar el tipo de movimiento que efectuemos.
El cuerpo debe de estar relajado para que las posturas sean naturales y todas las partes del cuerpo puedan moverse libremente. El Aikido nos enseña a relajar las diferentes partes de nuestro cuerpo. Un cuerpo relajado facilita la concentración en la respiración y en el movimiento, posibilitando unos movimientos fluidos y continuados. Evitar la falta de energía y flacidez
Hay que estar tranquilo durante la práctica, eliminar los pensamientos que distraigan nuestra atención y concentrarse en los detalles de la técnica. Una mente en calma nos ayuda a interiorizar nuestras acciones.
«El cuerpo va donde llega el espíritu».
La expansión y la contracción son las manifestaciones externas de la acción del espíritu interno (en este caso concreto, del Hara). Todos los movimientos que parten del Centro hacia el exterior, como la extensión o la elevación pertenecen a la expansión y todos los movimientos que van hacia el Centro, tales como la flexión o la caída pertenecen a la contracción.
Todos los movimientos finalizados (técnicas) son fuertes, pero mientras se están ejecutando son vacíos.-Ej. Cuando ejecutamos una técnica en ura (Ikkio Ura), mientras estamos pivotando estamos vacíos pero al finalizar la ejecución estamos fuertes.- Cuando nos concentramos en la mano derecha, esta es fuerte y la izquierda vacía.-
Expansión y contracción, duro y suave se manifiestan en todas las técnicas, mezclándose y cambiando entre si armoniosamente, sin embargo cuando se trata de una proyección (nage) dureza y suavidad deben ejecutarse con gran velocidad.
Esta mezcla, debe volver a mezclarse una vez más con otro agente no menos importante que es la respiración. Por lo general un movimiento de expansión va acompañado de una inspiración y un movimiento de contracción va unido a una expiración. ¡Armonizar movimiento y respiración!
Los movimientos deben ser enérgicos y estables, debemos trabajar con energía y hacer funcionar la vitalidad (Ki) a través de nuestro cuerpo para ejecutar las técnicas con elegancia y armonía de movimientos. Los gestos deben ser relajados pero llenos de vigor, como si la fuerza interior estuviese a punto de explotar en cualquier momento. Para que esto ocurra debemos concentrar el Ki en el Hara o lo que es lo mismo, debemos estar concentrados en hundir la vitalidad en el Hara para obtener una sensación de plenitud en esta parte del cuerpo. Hay que integrar el movimiento del uke y el nuestro en el centro (Hara) y desde aquí expulsarlo con convicción, para obtener un resultado óptimo y satisfactorio para ambos.
Solo de esta manera obtendremos una postura fuerte y equilibrada, evitando el desequilibrio.
Un solo movimiento mueve todo el cuerpo. El Aikido al ser un Arte interno y un entrenamiento físico dinámico pensado para el cuerpo humano (sin imitaciones de animales como en otros estilos Budo) exige que todas las partes del cuerpo estén en perfecta armonía, unificando los movimientos de espalda, cadera, brazos y piernas. Cuando una técnica a finalizado, debemos estar perfectamente posicionados, manos y pies, espalda, cadera y ojos deben acabar de forma precisa, en el mismo momento. Hay que centrarse en coordinar los movimientos.
Pero, no basta con coordinar los movimientos solo en apariencia, se debe prestar especial atención al aspecto interno y dirigir los movimientos corporales durante la ejecución de una técnica para mezclar lo interno y lo externo en uno solo. El principiante debe preocuparse de imitar la técnica, pero una vez adquirido un cierto dominio de esta, hay que dirigir la atención hacia el interior y buscar el flujo de energía vital para conducir cualquier movimiento desde el interior hacia el exterior, facilitando la acción.
«Sin movimiento interior no hay acción exterior”. Mezclando lo interno y lo externo podremos alcanzar una coordinación perfecta y entenderemos mejor la unidad existente en la mayoría de técnicas de Aikido.
Nuestro espíritu necesita calma para vencer correctamente. No podemos dejarnos arrastrar por iras ni miedos infundados que solo son fruto de nuestra imaginación y que nos impedirán ver y valorar la realidad en su justa medida. Hemos de aprender a entrenar sin intención, con calma y tranquilidad, sin prisas.
Entrenar con lentitud puede ayudarnos a tener una buena base, entender y corregir los movimientos con precisión, mejorar nuestro equilibrio y potenciar nuestra fuerza interior. Pero debemos mantenernos enérgicos y concentrándonos en todo momento desde el principio hasta el final.
Si conseguimos aplicar una técnica con eficacia a una velocidad lenta, en el momento que deseemos podremos acelerarla obteniendo unos resultados realmente devastadores y del todo satisfactorios. De esta manera, damos un mayor sentido a la práctica y nuestro nivel técnico mejorara con total seguridad.
Calma y acción van unidos a lento y rápido, interno y externo.
La función del entrenamiento en Aikido es sobre todo la de mejorar nuestra salud (física y mental) y la de fomentar grandes valores en sus practicantes, tales como el respeto y el amor al prójimo.
El Aikidoka debe cultivarse para ser una persona firme y correcta en todos los aspectos de la vida. En el respeto al maestro y en el respeto por sus compañeros. Así mismo debe entrenarse duramente y ser constante en la práctica del Aikido para mejorar su salud. Lo más importante es la constancia, si no se persevera, no se llegara a dominar el Arte. Únicamente con una práctica continuada se podrá entender la sutileza y la profundidad de este maravilloso Budo y llegar a obtener auténticos beneficios para nosotros, tanto físicos como mentales y morales.
«Habiendo practicado diez mil veces, lo maravilloso se manifestara por sí mismo». Prov. Chino
L.N. Macua 5º Dan Aikikai
Aikido Tsuki Kai